Día Cuatro | El Libro de Hechos

Devocional por Jeremy Hamblen

Hechos 4

Pedro y Juan ante el concilio

Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.

Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este haya sido sanado, 10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. 19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, 22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.

Los creyentes piden confianza y valor

23 Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; 25 que por boca de David tu siervo dijiste:

¿Por qué se amotinan las gentes,

Y los pueblos piensan cosas vanas?

26 Se reunieron los reyes de la tierra,

Y los príncipes se juntaron en uno

Contra el Señor, y contra su Cristo.

27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, 28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. 29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. 31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Todas las cosas en común

32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. 34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, 35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. 36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, 37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.orgunitedbiblesocieties.orgvivelabiblia.comunitedbiblesocieties.org/es/casa/www.rvr60.bible

No hay nada como la iglesia local cuando la iglesia local está trabajando bien, y en la lectura de hoy la primera iglesia local simplemente sobresalía. Después de la sanación del mendigo cojo y el mensaje de Pedro en el templo, el capítulo cuatro documenta la primera persecución de la iglesia cristiana y su respuesta a dicha persecución. Los líderes saduceos no creían en la resurrección, por lo que encontraron ofensiva la predicación de Pedro y Juan, lo que llevó a su arresto y juicio ante el Sanedrín. Lleno del Espíritu, Pedro responde con valentía a las acusaciones sin ceder ni un centímetro y, junto con Juan, efectivamente dicen: “no dejaremos de hablar” cuando el concilio les advirtió que dejaran de predicar en el nombre de Jesús.

 Si nos ponemos en su lugar, esta fue una experiencia increíble y explica por qué lo sucedido inspiró a los cristianos a reunirse y orar por audacia en su misión, expresando y mostrando aún más el significado de la unidad.

 Tomando el capítulo cuatro en su conjunto, podemos ver que Lucas destaca tres disciplinas claves de la iglesia ideal, especialmente cuando ésta enfrenta persecución. Estas son iglesias que:

1) Proclaman la verdad (v. 1-22): Así como Pedro y Juan se mantuvieron firmes frente a un peligro enorme, nosotros también debemos mantenernos firmes en nuestra misión de compartir las Buenas Nuevas en medio de nuestras pruebas, anclados en la confianza inquebrantable de que nuestro Dios es fiel a sus promesas y en el poder interior del Espíritu Santo que obra a través de nosotros.

2) Oran juntos (v. 23-31): De la misma manera que los primeros creyentes buscaron fervientemente el poder de Dios para seguir adelante con la misión en momentos de persecución. Nosotros también debemos acercarnos al trono de la gracia con similar resolución, reconociendo nuestra total dependencia de Él, y buscando alinear nuestro corazón y voluntad con el propósito divino de Dios.

3) Proveen para las necesidades de cada uno (v. 32-37): Al igual que aquella comunidad cristiana tan unida que Lucas describe como “creyentes que estaban unidos de corazón y en espíritu”, nuestra misión se extiende más allá de la simple comunión; implica satisfacer activamente las necesidades físicas, emocionales y espirituales de aquellos dentro y fuera de nuestra comunidad.

Habrás notado que en todas estas disciplinas hay una característica adicional en común: la unidad. Pedro y Juan estaban unidos en mensaje y misión, la iglesia oraba junta colectivamente y su provisión era una actividad comunitaria. Estas son las características de una iglesia que funciona correctamente, ¡y no hay nada como una iglesia así!


Las redes sociales y el internet facilitan el experimentar una unidad poco profunda, pero cuando se trata de su iglesia local, ¿cómo podría usted fomentar un mayor sentido de unidad? y ¿cómo esto impactaría la forma en la que usted proclama, ora o provee hoy?

Día Tres | El Libro de Hechos

Devocional por Bo Patterson

Hechos 3

Curación de un cojo

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.

Discurso de Pedro en el pórtico de Salomón

11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. 12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto?, ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a este? 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerle en libertad. 14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, 15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16 Y por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a este esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.

17 Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. 18 Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. 19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; 21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. 22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; 23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. 24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. 25 Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. 26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

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En el texto de hoy, vemos a Pedro y Juan dirigirse al templo para orar. Al hacerlo, Dios les da otra oportunidad de hacer crecer Su Reino. La oportunidad que tienen ante ellos es un hombre con una discapacidad que otros han pasado por alto. Él les ruega atención y dinero para poder vivir. Preste atención al texto y vea lo conscientes que estaban Pedro y Juan de cuál era la voluntad de Dios. La RVR dice: ” Pedro, con Juan, fijando en él los ojos “, la NVI comenta: “Pedro, con Juan, mirándolo fijamente”, y la NTV señala: “Pedro y Juan lo miraron fijamente”. Lo que sigue es un milagro y una puerta abierta al evangelio.

 Jesús ora en Mateo 6 para que el nombre de Dios y Su Reino sean engrandecidos. Hoy esto sucede cuando notamos las oportunidades que tiene para nosotros. Tómese un tiempo hoy y pídale a Dios que le dé oportunidades para hacer crecer Su Reino. Luego, gire su cabeza constantemente buscando las personas que Él pondrá en su camino. No se preocupe por realizar un milagro, simplemente inicie una conversación, realice un acto de servicio o préstele la atención a alguien que a menudo pide su atención. Quién sabe lo que Dios tiene reservado…


¿Cómo usted le habría respondido al mendigo?

¿Hay alguna forma en la que necesite reorientar su atención para que note a las personas que Dios pone en su camino?

Día Dos | El Libro de Hechos

Devocional por Garrett Hall

Hechos 2

La venida del Espíritu Santo

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.

Primer discurso de Pedro

14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15 Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

17 Y en los postreros días, dice Dios,

Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones,

Y vuestros ancianos soñarán sueños;

18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días

Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

19 Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales abajo en la tierra,

Sangre y fuego y vapor de humo;

20 El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre,

Antes que venga el día del Señor,

Grande y manifiesto;

21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25 Porque David dice de él:

Veía al Señor siempre delante de mí;

Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,

Y aun mi carne descansará en esperanza;

27 Porque no dejarás mi alma en el Hades,

Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.

28 Me hiciste conocer los caminos de la vida;

Me llenarás de gozo con tu presencia.

29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

La vida de los primeros cristianos

43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso.

Hoy leemos acerca de dos eventos monumentales en la historia de la iglesia. La venida del Espíritu Santo y el sermón de Pedro en el Pentecostés. Estos son dos eventos increíbles porque (1) el Espíritu Santo ahora puede morar en los creyentes cuando antes solo reposaba en alguien por un período de tiempo (ver los Profetas), y (2) el sermón de Pedro en el Pentecostés es uno de los más grandes sermones, si no el más grande, jamás predicado.

Sin embargo, quiero dirigir nuestro enfoque a los versículos 42-47 y el compañerismo de los creyentes. Quiero que enmarquemos esto en el contexto de un Grupo de Vida y veamos cómo las acciones de la iglesia primitiva reflejan los valores fundamentales de nuestro propio Grupo de Vida: Invitar, Aprender y Amar.

  • Primero, invitamos a personas a nuestras vidas para que ellos inviten a Jesús a las suyas. La iglesia primitiva “partían el pan juntos y tenían comunión unos con otros” (v. 42). También asistieron juntos al templo y compartieron comidas en los hogares de los demás. Debido a esto hallaron favor con todo el pueblo (v. 46-47).
  • Segundo, aprendemos a seguir a Jesús. De manera similar, la iglesia primitiva “se dedicaba a la enseñanza de los apóstoles” (v. 42).
  • Tercero, amamos a los demás cuidándolos y ministrándolos en el contexto de la comunidad bíblica. Hechos 2:44-45 nos dice que “Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.” (v. 44-45). Es importante señalar que la iglesia primitiva ejerció una generosidad voluntaria, no fue un mandato.

¿Cómo están viviendo estos valores fundamentales en su Grupo de Vida?

Día Uno | El Libro de Hechos

Devocional por Garrett Hall

Hechos 1

La promesa del Espíritu Santo

En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

La ascensión

Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Elección del sucesor de Judas

12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.[a] 13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 14 Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: 16 Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 17 y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. 18 Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. 20 Porque está escrito en el libro de los Salmos:

Sea hecha desierta su habitación,

Y no haya quien more en ella;

y:

Tome otro su oficio.

21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. 23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. 26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso.

Devotional

Un versículo clave en este pasaje es el versículo ocho: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Esta es una declaración temática para todos los Hechos. Mientras recorre el libro de los Hechos durante los próximos veintisiete días, preste especial atención a cómo se difunde el evangelio. El Espíritu Santo, que da poder a los seguidores de Cristo, ha sido esperado ansiosamente desde Juan 14:16, cuando Jesús prometió que vendría un “Consolador”. Los discípulos se preguntaron cuándo volvería Jesús (v. 6), pero él los desafió a mantener su enfoque en el testimonio del evangelio. Es fácil consumirnos con lo que sigue en nuestras vidas o intentar discernir cuándo podría suceder algo, pero debemos preguntarnos: ¿Hemos prestado atención a lo que Jesús nos ordenó? Cuando ponemos nuestra fe en Jesús como Salvador y Señor, somos sellados con el Espíritu Santo (Efesios 1:13-14). Por lo tanto, ahora es el Espíritu Santo quien fortalece nuestro testimonio, como se ve en el versículo ocho.


Memoriza Hechos 1:8

¿Qué aprendemos sobre el Espíritu Santo en este pasaje?

María Magdalena | Semana Santa 2023

Día 8: María Magdalens

Abigail O’Neel

Lea Juan 20:11-18

11 pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13 —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles. —Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió. 14 Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él. 15 Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él. 16 —María —le dijo Jesús. Ella se volvió y exclamó: —¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro). 17 —Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”. 18 María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. “¡He visto al Señor!”, exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.

Devocional

Es probable que no comiences una relación íntima con alguien sin antes crecer en el conocimiento de quién es. La mayoría de las personas ven la cercanía como un requisito previo para la familiaridad y, en la mayoría de las situaciones, creo que esta es una forma saludable de relacionarse.

María Magdalena se encuentra llorando frente a la entrada de la tumba donde yacía su Salvador. El mismo Salvador del que nos dice Lucas la libró de siete demonios (Lucas 8:2). Su llanto solo se intensifica cuando nota que el cuerpo de su Salvador ha sido movido. Los ángeles preguntan por su llanto, a lo que ella responde: “Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto”.

Mi señor. Para María, Jesús no era simplemente el Señor, un señor o incluso el Señor de Israel. Él era su Señor. Ella lo conocía profundamente. Ella lo había seguido desde Galilea (Mateo 27:57) hasta la cruz (Juan 19:25) y ahora hasta la tumba. Este profundo amor por su Señor, la llevó a donde Él estaba, y por eso se convirtió en una de las primeras en verlo vivo. Por supuesto, ella no lo reconoce al principio. Tal vez eso se deba a que, como sugieren algunos teólogos, sus lágrimas y el dolor le bloquearon su capacidad de ver quién estaba tan claramente frente a ella.  Mas, sin embargo, cuando Jesús la llama por su nombre “María”, ella inmediatamente responde “¡Rabboni!” y se aferra a Él. Como ovejas que reconocen la voz de su pastor, María reconoció la voz de su Salvador.

Jesús era el amado Señor de María, cuya muerte le rompió el corazón. Él era su Salvador, quien la libró de las tinieblas. Él fue su maestro (“¡Rabboni!”), quien le enseñó mientras aún estaba en Galilea (Lucas 24:6). Y ahora, al reconocerlo, Jesús se convirtió en su hermano y en el que la comisiona (Juan 20:17-18). “Ve a mis hermanos y diles”, ordena Jesús a María, y ella se dirige obedientemente a los hermanos, proclamando: “¡He visto al Señor!”.

Preguntas

1. Como María Magdalena, ¿puedes decir con confianza que Jesucristo es tu Señor?

2. ¿Hay alguien en tu vida a quien necesites ir obedientemente y proclamar: “He visto al Señor”?

3. ¿Es tu amor por el Señor tan íntimo que deseas estar donde Él está? ¿Cómo puedes despertar diariamente un afecto tan íntimo por Él?

Para leer

En Lucas 8:1-3, aprendemos que varias mujeres estaban entre los seguidores de Jesús. Consulte este artículo de https://www.thegospelcoalition.org/article/female-disciples/ para obtener más información sobre dos de estas mujeres que siguieron a Jesús.

Los Discípulos | Semana Santa 2023

Día 7: Los Discípulos

Lori Mosser

Lea Lucas 24:36-49

36 Todavía estaban ellos hablando acerca de esto, cuando Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo: —Paz a ustedes. 37 Aterrorizados, creyeron que veían a un espíritu. 38 —¿Por qué se asustan tanto? —les preguntó—. ¿Por qué les vienen dudas? 39 Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo. 40 Dicho esto, les mostró las manos y los pies. 41 Como ellos no acababan de creerlo a causa de la alegría y del asombro, les preguntó: —¿Tienen aquí algo de comer? 42 Le dieron un pedazo de pescado asado, 43 así que lo tomó y se lo comió delante de ellos. Luego les dijo: 44 —Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras. 46 —Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, 47 y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. 48 Ustedes son testigos de estas cosas. 49 Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto.

Devocional

Cuando nos mudamos a una nueva casa el verano pasado, publiqué fotos en mi historia de Instagram del progreso que estábamos haciendo al desempacar cajas y decorar. Las imágenes hacían que las habitaciones se vieran tan “perfectas”, pero muchas veces, todavía había montones de cajas para desempacar detrás de escena que nadie podía ver. Un día, mostré una foto de mi entrada, perfectamente decorada. Pero la siguiente imagen que publiqué fue una vista con mi cámara retrocediendo unos cinco pies para mostrar toda la basura y las cajas que aún permanecían ahí. Estaba tratando de mostrar “Instagram vs. Realidad” y señalar que, a veces, lo que ves o lees en las redes sociales es demasiado bueno para ser verdad; las cosas no son siempre lo que parecen ser.

 La Escritura de hoy explica lo que sucedió cuando Jesús se apareció a sus discípulos después de la resurrección. Muchos de sus seguidores estaban incrédulos, incluso asustados, y pensaron que estaban frente a un fantasma. No estaban seguros de si lo que veían ante sus ojos era real. Pero en Lucas 24:38, Jesús les dijo: “¿Por qué se asustan tanto? ¿Por qué les vienen dudas?” ¡Los discípulos dudaban en creer porque era demasiado bueno para ser verdad! Sin embargo, Jesús era completamente real, no había nada falso en él. Jesús probó que Él era el Cristo resucitado mostrando Sus manos y pies y cumpliendo lo que les había dicho antes de su muerte (Lucas 24:44). Nosotros tampoco podemos tener ninguna duda cuando se trata de Jesús.

 Jesús pasó a decirle a sus discípulos en el versículo 48: “Ustedes son testigos de estas cosas”. Les pidió que compartieran acerca de su experiencia personal con el Cristo resucitado. Jesús es real, Jesús ha resucitado, el poder de Su Espíritu Santo actúa en nosotros y estamos llamados a compartir Su historia, al igual que lo hicieron los discípulos.

Tal vez has experimentado una situación que te hizo dudar de lo que crees acerca de Cristo o la Biblia. Sé que ha habido momentos de duda incluso en mi propia vida. Pero las dudas pueden permitirte profundizar en tu fe si se manejan adecuadamente. No tenga miedo de buscar más en la Palabra de Dios para encontrar las respuestas que busca. Él responderá a sus preguntas con compasión y amabilidad.

Preguntas

1. ¿Alguna vez ha dudado de Jesús solo porque hizo algo que parecía “demasiado bueno para ser verdad”?

2. ¿Ha compartido ese testimonio con otros?

3. Si es así, ¿cuál fue la reacción de ellos? Si no, le animo a que comparta su testimonio durante su Grupo de Vida esta semana.

Mire esto

Para más información acerca del tema de la duda, puede consultar este artículo en inglés de Focus on The Family  https://www.focusonthefamily.com/family-qa/wrestling-with-doubt-and-disbelief/

El ladrón arrepentido | Semana Santa 2023

Día 6: El ladrón arrepentido

Jeremy Hamblen

Lea Lucas 23:32-43

32 También llevaban con él a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados. 33 Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, lo crucificaron allí, junto con los criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda. 34 —Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. 35 La gente, por su parte, se quedó allí observando, y aun los gobernantes estaban burlándose de él. —Salvó a otros —decían—; que se salve a sí mismo si es el Cristo de Dios, el Escogido. 36 También los soldados se acercaron para burlarse de él. Le ofrecieron vinagre 37 y le dijeron: —Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Resulta que había sobre él un letrero, que decía: «Este es el Rey de los judíos». 39 Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo: —¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! 40 Pero el otro criminal lo reprendió: —¿Ni siquiera temor de Dios tienes, aunque sufres la misma condena? 41 En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en cambio, no ha hecho nada malo. 42 Luego dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.

Devocional

Si hay algo que sabemos en Houston, es acerca de desastres. Huracanes, inundaciones, tormentas de hielo y olas de calor. Cada temporada tiene su propio espacio en la ruleta de las catástrofes. Si alguna vez ha realizado alguna clase de trabajo de ayuda durante esos momentos, sabrá que la gran mayoría de personas quedan como congeladas en el tiempo: personas que todavía llevan puesta la ropa que usaban para acostarse, platos en el fregadero y cosas personales esparcidas por doquier. Aun así, nadie se disculpa por el desorden y nadie lo menciona, es solo la naturaleza del rescate. Cuando ocurre un desastre, venimos tal y como somos.

Los ladrones en la cruz se dirigían al desastre. Al igual que Jesús, estos criminales habían sido golpeados, clavados a una viga de madera y colgados en humillación pública. Este fue solo el comienzo de su lenta marcha hacia una muerte prolongada por asfixia, la verdadera crueldad de la infame crucifixión romana. Pero uno, tan solo uno de los ladrones, mirando el precio que estaba pagando por su maldad y con la respiración cada vez superficial…notó algo.

El Hombre en la cruz del medio había no era igual a ellos, de hecho, no era igual a nadie. Su comportamiento era diferente, la brutalidad del castigo que él recibió fue diferente, y el caso en su contra parecía especialmente diferente. Pero aquí estaba Él, clamando por perdón para ellos, aun cuando el abuso continuaba. Fue entonces, de repente, milagrosamente, que un ladrón se arrepintió, proclamando la inocencia de Jesús, admitiendo su propia culpa y denunciando la culpa de los demás. Desnudo y avergonzado ante el Cordero perfecto, sin nada que traer y sin tiempo para corregir, su pedido sin adornos fue su profesión de fe.

Llegó tal como era.

Es fácil intentar agregar algo al Evangelio porque Dios nos llama a mucho más, pero todo comienza y termina con la fe. No necesitamos tratar de limpiarnos antes de colapsar en Su misericordia porque es solo por Su misericordia que somos limpios, y se nos ofrece en términos misericordiosamente simples: solo por gracia, solo a través de la fe, solo en Cristo. Eso es todo lo que el ladrón arrepentido necesitaba en la cruz, y debido a la cruz, eso es todo lo que Cristo requiere de nosotros, sin importar cuán lejos estemos, y sin importar cuán tarde sintamos que es. Todo lo que tenemos que hacer es venir, tal como somos.

Preguntas

1. Cualquiera puede hacer una promesa, pero las palabras de Jesús: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”, era una promesa con autoridad. De hecho, Su autoridad fue la razón principal por la que estuvo en la cruz (Él enseñó como quien tiene autoridad, actuó como quien tiene autoridad y afirmó ser un Rey). ¿Cómo puede la autoridad de Cristo sobre nuestras vidas brindarnos consuelo y gozo?

Mucha gente trata de usar la historia del ladrón arrepentido como una razón por la que pueden “vencer al sistema” esperando hasta su lecho de muerte para arrepentirse y volverse a Jesús. ¿Qué le dirías a alguien para advertirle contra esta perspectiva?

El ladrón arrepentido fue el último compañero de Jesús en la tierra, crucificados juntos a una distancia conversacional. El ladrón lo defendió en Su presencia y luego le pidió perdón directamente. Jesús respondió de la misma manera. Incluso en ese breve y último encuentro, el rescate del ladrón se trataba de una relación, solo entre ellos dos. ¿Qué nos puede decir esto acerca de la importancia de nuestra relación con Jesús en nuestra vida cotidiana?

Mire esto (video en inglés)

Disfrute https://www.youtube.com/watch?v=C-mGoIqBvTM por el predicador escocés Alistair Begg, quien imagina la escena en el cielo tras la entrada del ladrón arrepentido.

Pilato | Semana Santa 2023

Día 5: Pilato

Mark Lanier

Lea Juan 18:37-38a

37 —¡Así que eres rey! —le dijo Pilato. —Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz. 38 —¿Y qué es la verdad? —preguntó Pilato.

Devocional

Algunas personas tienen la capacidad para ver lo que es obvio. Otros, no logran verlo, aunque lo tengan en sus propias narices. Puse a Pilato en la categoría de “otros”.

Pilato estaba pasando por su día de rutina, habiendo recorrido 75 millas desde su base de operaciones en Cesarea hasta Jerusalén para ocuparse de asuntos administrativos. Como procurador de la región, Pilato estaba a cargo de mantener la paz y administrar el juicio de Roma.

Tratar con Jesús no estaba en la agenda de Pilato. Jesús era un tema que acababa de surgir. Ciertas autoridades judías estaban bastante molestas con Jesús y querían que Pilato se ocupara de él. La forma más fácil era pintar a Jesús como alguien que lideraba una rebelión, alguien que afirmaba ser un rey en oposición a Roma y al César. Esta acusación elevó a Jesús a un estado que requería la atención personal de Pilato.

Pilato le preguntó a Jesús: “¿De verdad pretendes ser rey?”. Jesús respondió: “Esas son tus palabras. Vine al mundo para dar testimonio de la verdad”. Jesús agregó que cualquier persona, independientemente de su estatus o ubicación en el Imperio Romano, que oyera de él y le escuchara, sería parte de la verdad.

Aquí estaba el gran momento de Pilato. Pilato tuvo un encuentro personal con el Hijo de Dios. Pilato tuvo la oportunidad de hacer la pregunta que la mayoría de los ateos exigen: “¡Si Dios es real, haz que se me presente y me lo diga!” Sin embargo, Pilato lo arruinó. No podía ver la verdad que estaba parada justo frente a él. Con la oportunidad de dialogar con Dios, de enderezar su vida, de encontrar el perdón, de tener una relación con Dios completamente restaurada, de dar un giro y encontrar la fe, con todas esas oportunidades y más, Pilato la perdió. Pilato convirtió la oportunidad en una respuesta monótona, desdeñosa, casi cínica: “¿Qué es la verdad?”

La verdad estaba mirando a Pilato a la cara, y él no hizo nada con ella. Estaba demasiado ciego para ver lo que estaba justo frente a él. ¿Seré como Pilato?

Preguntas

Jesús está ante mí en este pasaje hoy. ¿Lo veo por lo que Él es?

¿Aprovecho este momento para dirigirme a Él como Dios o también lo descarto?

Oración

Señor, te abrazo hoy como mi Señor, mi Dios y LA VERDAD que necesito en mi vida. Guíame por amor a tu nombre. En el nombre de Jesús, amén.

Simón de Cirene | Semana Santa 2023

Día 4: Simón de Cirene

Alex Jones

Lea Lucas 23:26

“Cuando se lo llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús”.

Devocional

La vida está llena de interrupciones. Diariamente nos enfrentamos a decisiones, situaciones y circunstancias que no esperamos. Todos podemos relacionarnos con sentirnos nerviosos o desanimados cuando nuestra vida no transcurre según lo planeado. Como cristianos, a lo largo de las Escrituras se nos recuerda que no tenemos el control: podemos planificar nuestro camino, pero Dios establece nuestros pasos. Aunque la biblia es clara en cuanto a que debemos esperar lo inesperado, a veces nos encontramos reacios a los caminos de Dios. A menudo olvidamos que nuestro Dios Todopoderoso está en el trono dirigiendo intencionalmente nuestro camino. Dios puede usar incluso lo aparentemente mundano para cambiar nuestras vidas. Este fue precisamente el caso de un hombre llamado Simón de Cirene.

 En su viaje a Jerusalén para la Pascua, Simón fue interrumpido por soldados romanos que lo agarraron y le ordenaron que llevara la cruz de Jesús. Esta carga abrupta colocada sobre Simón seguramente fue frustrante e inconveniente, pero finalmente lo llevó a un encuentro íntimo con Jesús. Cuando Simón tomó la cruz manchada de sangre, experimentó la presencia del Hijo de Dios. Escuchó las palabras que Jesús dijo a la multitud que lo seguía. Experimentó la humildad de Jesús cuando se entregó a la voluntad de Dios. Lo más importante, se nos dice que Simón siguió a Jesús. Simón fue el primero en vivir el llamado a “tomar su cruz” y seguir a Cristo (Mateo 16:24-26). Simón se alejó de su encuentro con Jesús conociéndolo más profundamente y siguiéndolo más de cerca.

 El encuentro de Simón condujo a una intimidad más profunda con su Creador. De la misma manera, cuando nos enfrentamos a interrupciones inesperadas, también podemos estar a un momento de conocer a Dios más profundamente. Sus caminos no son nuestros caminos, y Sus pensamientos son más altos que los nuestros. El mismo Dios que ordenó los pasos de Simón sigue yendo delante de cada uno de nosotros. No importa la dificultad o la carga que se nos imponga, Jesús promete que Su yugo es fácil y Su carga es liviana. Entonces, en medio de su próxima interrupción frustrante, busque comprender cómo Dios puede estar obrando en usted. Puede que no podamos controlar nuestras circunstancias, pero podemos controlar nuestra respuesta a dicha circunstancia.

Preguntas

1. Cuando se siente interrumpido o incomodado, ¿Cuál es su respuesta natural? ¿Qué pasos puede dar para confiar en Dios en esos momentos?

2. ¿Cómo está siguiendo a Jesús diariamente?

3. ¿Qué áreas de su vida le impiden seguirlo plenamente?

Oración

Señor, oro para que mis encuentros contigo me lleven a una relación más íntima y personal contigo. Ayúdame a buscarte a pesar de mis cargas. Mientras me niego a mí mismo y te sigo, confiaré y creeré que tu camino es perfecto para mí. Que me acerque a ti como tú te acercas a mí. Llévame a parecerme más a ti. En el nombre de Jesús, Amén.

Judas Iscariote | Semana Santa 2023

Día 3: Judas Iscariote

Shauna Wallace

Lea Mateo 26:46-56

46 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!” 47 Todavía estaba hablando Jesús cuando llegó Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una gran turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48 El traidor les había dado esta contraseña: «Al que le dé un beso, ese es; arréstenlo». 49 En seguida Judas se acercó a Jesús y lo saludó. —¡Rabí! —le dijo, y lo besó. 50 —Amigo —le replicó Jesús—, ¿a qué vienes? Entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús. 51 En eso, uno de los que estaban con él extendió la mano, sacó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja. 52 —Guarda tu espada —le dijo Jesús—, porque los que a hierro matan, a hierro mueren. 53 ¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles? 54 Pero, entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que dicen que así tiene que suceder? 55 Y de inmediato dijo a la turba: —¿Acaso soy un bandido, para que vengan con espadas y palos a arrestarme? Todos los días me sentaba a enseñar en el templo, y no me prendieron. 56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

Devocional

Judas me hace sentir incómodo. Quiero pensar que la atrocidad que hizo fue debido a una ceguera, porque ¿cómo un discípulo, uno de los doce, un amigo que se sentó a la mesa con Jesús y administró el dinero del ministerio, es recordado como el traidor de Jesús?

Durante tres años, caminó con Jesús y vio muchas de las cosas que hizo. Cuando él y la corte armada de enemigos religiosos se acercaron a Jesús en el Jardín, un lugar que Judas conocía, “porque Jesús se reunía allí a menudo con sus discípulos” (Juan 18:2), saludó a Jesús como rabino y luego plantó el beso de muerte en el rostro de Jesús. Fue la señal que selló el trato que ya había hecho con el diablo (ver Juan 13:2 y 27), y mostró la verdad acerca de él.

 Eso es lo que hacen las traiciones. Revelan la verdad, y se inician mucho antes de los actos que las dan a conocer. Comienzan con lo que cautiva nuestro corazón.

Judas pudo haber parecido un seguidor de Jesús, pero era un ladrón indignado que no se preocupaba por los pobres (ver Mateo 22:8 y Juan 12:4-6). Metió la mano en la bolsa de dinero mucho antes de meterla en el plato con Jesús durante la Última Cena, de esta manera Jesús lo identificó como “Mi traidor” (Mateo 26:46). Judas, hombre que temía y amaba el dinero, afectos que podemos considerar relativamente inofensivos, junto con los nuestros. Pero aquí hay otra verdad: los afectos aparentemente inofensivos eventualmente conducen a dolorosas traiciones.

Tal vez tu lucha no es con el amor al dinero. Tal vez eres honesto y te preocupas por los pobres. Independientemente de lo que pueda dividir nuestra lealtad a Jesús, todos podemos aprender de Judas y de las palabras aleccionadoras de Jesús a sus discípulos después de la Cena del Señor, justo antes de la escena del Jardín: “Todos ustedes se apartarán de mí esta noche. Por eso está escrito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño” (Mateo 26:31).

Todos se apartan y se extravían por su propio camino (ver Isaías 53:6).

 Ellos lo hicieron.

 Nosotros lo hacemos.

Cuando Judas llamó a Jesús, “Rabí” (o maestro), omitió “Señor”. El beso de Judas fue la evidencia externa de su lealtad interna hacia otro “maestro”. Jesús puede ser muchas cosas para nosotros. Si es Señor, quiere y merece ser nuestra única adoración. Señor en todo y sobre todo.

Preguntas

¿Es Jesús tu Señor y amo? ¿Es Él el Señor de todos los deseos de tu corazón?

¿Qué afectos triunfan sobre tu lealtad a Cristo, incluso en formas que el diablo quiere que consideres inofensivas?

Por el poder del Espíritu Santo, ¿cuál es una forma en la que hoy podrías entregar uno de tus afectos divididos a Jesús?

Oración

Señor, perdóname porque muchas veces he actuado como Judas. Cuando mis afectos le prometen lealtad al mundo y me aparto de ti, te estoy traicionando. Perdóname. Señor, mi corazón es “engañoso más que todas las cosas, y perverso en extremo” (Jeremías 17:9). Por favor, perdóname por la maldad de mi propio corazón y acepta las palabras de David en el Salmo 19:12-13 como el clamor de mi corazón hoy:

 “¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente! Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen. Así estaré libre de culpa y de multiplicar mis pecados. Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.”

Gracias Señor Jesús por salvarme, por redimirme y por iniciar una nueva obra en mí. Todo esto lo oro en tu nombre, sabiendo que me escuchas y que me responderás. Amén.