Sonny Y Tiffany Sedate
Dios me llamó al arrepentimiento y a la fe cuando yo era pequeño. Fue como una palmada fuerte en la cabeza, "Apártate del pecado. Cree en mí. Compártele a alguien”. Bueno, yo era un niño con una gran imaginación; pero no estaba confundido sobre lo que necesitaba hacer... lo que tenía que hacer... inmediatamente. Un poco más tarde, aun siendo joven, soñé con ser misionero.
Décadas más tarde, Tiffany y yo habíamos estado sirviendo durante años principalmente en los ministerios de niños y jóvenes de CFBC. Todavía orábamos por misiones, enseñábamos misiones y dábamos para las misiones, pero no orábamos por ser misioneros (excepto cuando participábamos de un corto viaje misionero). Habíamos encontrado nuestro lugar de servicio y estábamos realmente contentos.
El plan de Dios es perfecto; pero todavía no está terminado... así Dios nos llamó a convertirnos en misioneros, quitando obstáculos y glorificándose en todo el camino, de maneras totalmente inesperadas, absolutamente perfectas e incómodamente inciertas.
Entonces, pasamos de vivir en una gran casa en Texas a vivir en un pequeño apartamento urbano en Lisboa, encima de una ocupada tienda de helados. Metimos todo lo que teníamos en un par de maletas y respondimos al llamado. No había aire acondicionado, ni secadora de ropa, ni carro y se hablaba un idioma diferente. El 0.6% de la población era evangélica e iba en disminución.
Al principio, cuando fuimos llamados, un amigo exclamó: "¡Tremendo, eso es como ser un misionero en Disney World!" Y... sí, Lisboa es un destino turístico muy popular. El clima es glorioso, la comida es maravillosa, la gente es cortés. Sin embargo, sólo 1 de cada 200cree, o más bien 199 de 200 van hacia una eternidad separada de Dios. Entonces, ¿qué hará Dios? No lo sabemos. Pero, sabemos que nunca estamos solos. Sabemos que siempre somos amados. Sabemos que hemos sido llamados a confiar y obedecer, a dar y a ir... a multiplicar discípulos y a plantar iglesias.