10 de mayo de 2020

Este salmo es un recordatorio importante de algunas verdades claves. Nos recuerda que, cuando hacemos memoria de las diversas formas en que Dios se ha movido a nuestro favor en el pasado para darnos libertad y salvación, ¡podemos tener la confianza de que hará lo mismo por nosotros ahora y en el futuro! ¡Su gracia y favor hacia nosotros en el pasado nos garantizan Su bondad y Su amor hacia nosotros en el presente y en el futuro!

Recordemos el Salmo 23:6 “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,”

David recordó cómo Dios lo había salvado antes y expresó su confianza en él para hacerlo nuevamente. Si Dios se tomó la molestia de hacer eso por nosotros en el pasado, ¡no nos va a abandonar ahora!

Otra verdad que nos recuerda este salmo es la siguiente: cuando vemos y experimentamos la misericordia, la gracia y la salvación que Dios ha derramado sobre nosotros, ¡se lo contamos a los demás! ¡El SEÑOR se había movido en favor de David, y no podía callarlo, tenía que darlo a conocer a los demás!

Medita ahora en el salmo 40:5 “Muchas son, Señor mi Dios, las maravillas que tú has hecho.

No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro. Si quisiera anunciarlas y proclamarlas,

serían más de lo que puedo contar.”

Alguien necesita escuchar acerca de las maravillas del Señor, acerca de Su amor, fidelidad y misericordia para con sus hijos. Tu y yo las hemos visto, hemos disfrutado de ese amor incondicional, entonces nosotros estamos llamados a hablar de ellas. Piensa en alguien hoy y no calles.

Salmos 40

Alabanza por la liberación divina
(Sal. 70.1-5)
Al músico principal. Salmo de David.

1 Pacientemente esperé a Jehová,
    Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.

Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.

Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas;
Y tus pensamientos para con nosotros,
No es posible contarlos ante ti.
Si yo anunciare y hablare de ellos,
No pueden ser enumerados.

Sacrificio y ofrenda no te agrada;
Has abierto mis oídos;
Holocausto y expiación no has demandado.

Entonces dije: He aquí, vengo;
En el rollo del libro está escrito de mí;

El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.

He anunciado justicia en grande congregación;
He aquí, no refrené mis labios,
Jehová, tú lo sabes.

10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;
He publicado tu fidelidad y tu salvación;
No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.

11 Jehová, no retengas de mí tus misericordias;
Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.

12 Porque me han rodeado males sin número;
Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.

13 Quieras, oh Jehová, librarme;
Jehová, apresúrate a socorrerme.

14 Sean avergonzados y confundidos a una
Los que buscan mi vida para destruirla.
Vuelvan atrás y avergüéncense
Los que mi mal desean;

15 Sean asolados en pago de su afrenta
Los que me dicen: !!Ea, ea!

16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Jehová sea enaltecido.

17 Aunque afligido yo y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;
Dios mío, no te tardes.

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Oración

¡Padre celestial, te agradezco y te alabo porque escuchas nuestras suplicas! ¡Me has rescatado, restaurado, redimido y renovado a través de tu Hijo Jesucristo, y no puedo contenerlo! Eres Santo y glorioso más allá de toda comprensión e imaginación; ¡ayúdame a ser fiel para proclamar tus maravillas ante los demás! ¡Diré todo lo que has hecho por mí y seré testigo de tu amor y fidelidad! Gracias por la promesa de tu misericordia, porque la necesito todos los días. Ayúdame a confiar continuamente en ti solo y a descansar en el hecho de que piensas en mí a pesar de mis flaquezas, de mis errores, de mi pecado. ¡Eres mi ayuda y mi libertador! En el nombre de Jesús, amén.

Comments are closed.