27 de abril de 2020
El Salmo 19 se divide en tres partes: la revelación de Dios en la creación (versículos 1-6), la revelación de Dios en la ley (versículos 7-11) y la respuesta del hombre de fe (versículos 12-14).
El punto de los primeros seis versículos es que los cuerpos celestes son una prueba objetiva de que existe un Dios poderoso y creativo. Los cielos son los predicadores de Dios y proclaman las 24 horas del día la magnificencia del Señor (versículos 1-2). Además, hablan un lenguaje universal (versículos 3-4).
Por otro lado, la revelación especial de Dios es Su ley, la cual se describe con los sinónimos: testimonio, mandamiento, preceptos y juicios (versículos 7-9). El salmista asegura que es precisamente esa ley, la cual es más preciosa que el oro y más dulce que la miel, la que nos advierte acerca de nuestros pecados, pero también es la que nos guarda y trae bendición cuando la obedecemos (versículos 10-11).
Que en este día vengamos ante el Señor reconociendo todo Su poder y la grandeza de Su creación. Luego, humildemente, pidámosle que nos revele aun aquellas cosas ocultas que no reconocemos como pecaminosas. Que nuestro Padre Celestial guarde nuestros corazones de los pecados de la soberbia y el orgullo. Que el Señor nos ayude a entender y atesorar Su Palabra para que nuestro hablar y nuestro pensar sean siempre agradables a Él.
Salmos 19
Las obras y la palabra de Dios
Al músico principal. Salmo de David.
1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2 Un día emite palabra a otro día,
Y una noche a otra noche declara sabiduría.
3 No hay lenguaje, ni palabras,
Ni es oída su voz.
4 Por toda la tierra salió su voz,
Y hasta el extremo del mundo sus palabras.
En ellos puso tabernáculo para el sol;
5 Y éste, como esposo que sale de su tálamo,
Se alegra cual gigante para correr el camino.
6 De un extremo de los cielos es su salida,
Y su curso hasta el término de ellos;
Y nada hay que se esconda de su calor.
7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma;
El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;
El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.
9 El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre;
Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.
10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;
Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
11 Tu siervo es además amonestado con ellos;
En guardarlos hay grande galardón.
12 ¿Quién podrá entender sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
13 Preserva también a tu siervo de las soberbias;
Que no se enseñoreen de mí;
Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Oh Dios, tu nombre es Santo. Tu gloria se muestra en todo lo que veo a mi alrededor. Por favor enséñame tus caminos y ayúdame a mirar las verdades que has provisto a través de tu palabra mientras camino contigo hoy. Aclárame los lugares a los que soy más vulnerable para fallar, y dame fuerzas para huir de la tentación. ¡Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean gratas para ti! En el nombre de Cristo Jesús, amén.
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