7 de mayo de 2020

Los antecedentes de este salmo se encuentran en 1 Sam. 21-22. Celosamente, el rey Saúl persiguió a David y amenazó su vida, forzándolo a vivir a la fuga. En uno de los momentos más solitarios de su vida, David buscó refugio con los filisteos. Cuando se dieron cuenta de quién era, fingió locura para protegerse.

Decir “bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán” puede salir fácilmente en el día de la prosperidad. Pero David cantó su canción en la noche de la adversidad. Cuando el pueblo de Dios tiene miedo, debe alabar. Cuando está lleno de pánico, es hora de adorar. Cuando la preocupación abruma, ha llegado el momento de exaltar Su nombre.

Esta es precisamente la mayor invitación de este Salmo, una invitación para que todos nos unamos en alabanza y acción de gracias sin importar nuestras circunstancias. Charles Spurgeon escribió en referencia a este texto: “El que alaba a Dios por Sus Misericordias nunca carecerá de misericordia que alabar. El bendecir al Señor es siempre oportuno; no hay circunstancias más apropiadas que otras”

El versículo 17 dice: ” Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias”. Eleva hoy tu clamor a él y llena tu boca de alabanza. ¡El Señor te escuchará y te librará!

Salmos 34

1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.

En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.

Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.

Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.

Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.

Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.

Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.

Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.

10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.

11 Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os enseñaré.

12 ¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?

13 Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.

14 Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.

15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

16 La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.

17 Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.

18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.

19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.

20 El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.

21 Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.

22 Jehová redime el alma de sus siervos,
Y no serán condenados cuantos en él confían.

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Oración

¡Gracias Señor porque sé que tus ojos me ven y tus oídos están atentos a mis oraciones! Padre, gracias porque puedo dar testimonio de cuán bueno tu eres.  En los momentos de alegría, has estado conmigo. En los momentos de gran desafío, tu mano me ha sostenido, en medio de mis miedos, tu Espíritu me ha dado paz. ¡Te alabaré mi Dios y mi Rey, y bendeciré tu Nombre mientras viva, mientras haya aliento en mí, todo mi ser te exaltará!

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