Agosto 25 2020

El mensaje de Deuteronomio es uno que la iglesia necesita desesperadamente escuchar hoy. Estas últimas palabras de Moisés dadas a los hijos de Israel mientras se preparaban para entrar en la Tierra Prometida sirven como advertencia, estímulo y recordatorio. A través de ellos, Dios expone la idolatría de nuestros corazones y nos llama a dar todo nuestro amor, adoración y devoción solo a Él en cada área de nuestras vidas. Moisés advierte al pueblo que cuando entren a la tierra habrá cosas que competirán con Dios por su atención, sus afectos y su adoración. Nosotros también tenemos cientos de cosas que compiten por nuestros corazones todos los días. En este libro, Dios nos enseña cómo responder adecuadamente a la gracia asombrosa que nos ha dado al darle nuestra lealtad, todo nuestro corazón y toda nuestra vida. ¡Durante los próximos 34 días, busquemos caminar juntos como iglesia a través de este libro!

Moisés acaba de llamar al pueblo de Israel a considerar el gran amor y la gracia de Dios; ahora los llama a considerar la grandeza, el poder y la disciplina de Dios que mostró en Egipto ya lo largo del camino. ¿Por qué es importante que nos detengamos a considerar quién es Dios y meditar en los atributos de su carácter?

Moisés da sus razones para llamar la atención del pueblo sobre estos diversos atributos y acciones de Dios: ¡que, a la luz de estas cosas, obedecerían cuidadosamente todos sus mandamientos! Note cómo Moisés agrupa amar a Dios, servir a Dios y obedecer a Dios en la misma categoría. El punto que está tratando de hacer es que un corazón que ama a Dios conduce a una vida de obediencia a Él. Por otro lado, una vida de verdadera obediencia no puede existir sin un corazón que lo ama.

Todas estas cosas nos sirven como un recordatorio de que considerar los caminos, las acciones y el carácter de Dios siempre debe llevar a que nuestro pasión por Él crezca y que nuestro corazón se mueva a adorarlo solo a Él. Al final del capítulo, Moisés presenta al pueblo una bendición si obedecen al Señor y una maldición si no lo hacen. Detengámonos a considerar quién es Dios y todo lo que ha hecho y elijamos el camino de la bendición, ¡el camino de la vida!

Deuteronomio 11

La grandeza de Jehová

1  Amarás, pues, a Jehová tu Dios, y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días.

Y comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de Jehová vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido,

y sus señales, y sus obras que hizo en medio de Egipto a Faraón rey de Egipto, y a toda su tierra;

y lo que hizo al ejército de Egipto, a sus caballos y a sus carros; cómo precipitó las aguas del Mar Rojo sobre ellos, cuando venían tras vosotros, y Jehová los destruyó hasta hoy;

y lo que ha hecho con vosotros en el desierto, hasta que habéis llegado a este lugar;

y lo que hizo con Datán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió su boca la tierra, y los tragó con sus familias, sus tiendas, y todo su ganado, en medio de todo Israel.

Mas vuestros ojos han visto todas las grandes obras que Jehová ha hecho.

Bendiciones de la Tierra Prometida

Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos, y entréis y poseáis la tierra a la cual pasáis para tomarla;

y para que os sean prolongados los días sobre la tierra, de la cual juró Jehová a vuestros padres, que había de darla a ellos y a su descendencia, tierra que fluye leche y miel.

10 La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.

11 La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo;

12 tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin.

13 Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,

14 yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.

15 Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás.

16 Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos;

17 y se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis pronto de la buena tierra que os da Jehová.

18 Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.

19 Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,

20 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;

21 para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.

22 Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo para que los cumpláis, y si amareis a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y siguiéndole a él,

23 Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros.

24 Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio.

25 Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho.

26 He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:

27 la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy,

28 y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.

29 Y cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual vas para tomarla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal,

30 los cuales están al otro lado del Jordán, tras el camino del occidente en la tierra del cananeo, que habita en el Arabá frente a Gilgal, junto al encinar de More.

31 Porque vosotros pasáis el Jordán para ir a poseer la tierra que os da Jehová vuestro Dios; y la tomaréis, y habitaréis en ella.

32 Cuidaréis, pues, de cumplir todos los estatutos y decretos que yo presento hoy delante de vosotros.

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Pregunta de discusión familiar:

¿Cómo el considerar el carácter y las obras de Dios nos lleva a amarlo, adorarlo y obedecerlo? ¿Cómo podría ser intencional para detenerse y considerar estas cosas con más frecuencia?