8 de mayo de 2020
Muchos salmos empiezan con una descripción de la crisis del salmista. Sin embargo, el Salmo 36, comienza reconociendo todo lo que Dios significa para sus hijos. Buscan la ayuda de Dios en tiempos difíciles y la encuentran. La experiencia del pasado lleva al salmista a reconocer que:
· Dios mismo es un lugar de refugio
· Solo Dios es amparo y fortaleza para su pueblo
· Dios mismo es ayuda, no desde la distancia, sino una ayuda presente
V.1 “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia.”
Es aquí donde el salmista aplica la lógica de la fe. Si Dios es un verdadero refugio, fortaleza y ayuda para su pueblo, no hay razón lógica para temer, incluso en la crisis más grande. Luego, el salmista nombra fenómenos naturales aterradores: “aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes” Dios es más grande que todos ellos, por eso ¡no temeremos!
Finalmente, hay una cosa más que debemos hacer y lo pide el Señor: “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios” La idea no es paralizarnos y permanecer en un solo lugar. El sentido es más detener el argumento y la oposición, para esperar en paz y en completa dependencia de Dios.
Salmos 36
La misericordia de Dios
Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová.
1 La iniquidad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
2 Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos,
De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.
3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;
Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien.
4 Medita maldad sobre su cama;
Está en camino no bueno,
El mal no aborrece.
5 Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
6 Tu justicia es como los montes de Dios,
Tus juicios, abismo grande.
Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.
7 !!Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
8 Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
9 Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
10 Extiende tu misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos de corazón.
11 No venga pie de soberbia contra mí,
Y mano de impíos no me mueva.
12 Allí cayeron los hacedores de iniquidad;
Fueron derribados, y no podrán levantarse.
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Oración
Gracias Padre por ser mi amparo y mi fortaleza. Gracias por estar conmigo y ser mi refugio al cual siempre puedo correr. Fortalece mi corazón porque, aunque la tierra tiemble, quiero confiar solo en ti. No permitas que caiga en angustia, en miedo o desesperación. Ayúdame a permanecer en completa paz y ser consciente de Tu presencia en mi vida. En el nombre de tu Hijo Jesucristo, amén.
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