Día Ocho | Semana Santa 2025

¡Llegaste al Día 8—el Domingo de Resurrección!
Gracias por haber compartido con nosotros este camino durante la Semana Santa. Ha sido un privilegio recorrer juntos cada día de este devocional. Nuestra oración es que tu corazón haya sido tocado con un nuevo sentido de asombro, esperanza y gratitud.

Aunque esta serie llega a su fin, la invitación a acercarte a Jesús sigue abierta. Que lo vivido esta semana sea solo el comienzo de una relación más profunda y constante con Él a través de Su Palabra.

¡Feliz Pascua! ¡Jesús vive! ¡Él ha resucitado!

La resurrección y la profecía aún por cumplirse

Lucas 21:25-28

Autor: Bo Patterson

Lucas 21:25-28

La venida del Hijo del Hombre

(Mt. 24.29-35,42-44; Mr. 13.24-37)

25 Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; 26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. 27 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. 28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.orgunitedbiblesocieties.orgvivelabiblia.comunitedbiblesocieties.org/es/casa/www.rvr60.bible

Día Siete | Semana Santa 2025

Sepultado en la tumba de un hombre rico

Isaías 53:9, Mateo 27:57-60

Autor: Nhora Medina

Isaías 53:9

Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

Mateo 27:57-60

Jesús es sepultado

(Mr. 15.42-47; Lc. 23.50-56; Jn. 19.38-42)

57 Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. 58 Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. 59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, 60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.

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Día Seis | Semana Santa 2025

Herido por nuestras transgresiones y ni un solo hueso fue quebrado

Isaías 53:5, Juan 19:31-37, Salmo 34:20

Autor: Jeremy Hamblen

Isaías 53:5

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Juan 19:31-37

El costado de Jesús traspasado

31 Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. 32 Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. 33 Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. 34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. 35 Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. 36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. 37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

Salmo 34:20

20 Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado.

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Día Cinco | Semana Santa 2025

El Sorteo de su Ropa / “El Siervo Sufriente Abandonado”

Salmo 22:18, Juan 19:23-24

Autor: Rebecca Patterson

Salmo 22:18

18 Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.

Juan 19:23-24

23 Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. 24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice:

Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.

Y así lo hicieron los soldados.

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Devocional

Día Cuatro | Semana Santa 2025

Silencioso ante sus Acusadores

Isaías 53:7, Mateo 27:12-14

Autor: Abigail O’Neel

Isaías 53:7

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Mateo 27:12-14

12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. 13 Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? 14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.

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Devocional

Día Tres | Semana Santa 2025

Abandonado por sus Discípulos

Zacarías 13:7, Mateo 26:31, 56

Autor: Raegan Wolff

Zacarías 13:7

El pastor de Jehová es herido

Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.

Mateo 26:31, 56

31 Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.

56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

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Devocional

Día Dos | Semana Santa 2025

Un amigo lo traicionó por treinta monedas de plata

Salmo 41:9, Juan 13:18, Zacarías 11:12-13, Mateo 26:14-16

Autor: Louis Miori

Salmo 41:9

Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.

Juan 13:18

18 No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.

Zacarías 11:12-13

12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. 13 Y me dijo Jehová: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro.

Mateo 26:14-16

Judas ofrece entregar a Jesús

(Mr. 14.10-11; Lc. 22.3-6)

14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle..

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Devocional

El devocional de hoy se centra en la traición a Jesús por parte de su amigo y discípulo, Judas Iscariote, como fue anticipado en el Antiguo Testamento.

El Salmo 41:9 fue escrito inicialmente por David, quien experimentó la traición de un consejero en quien confiaba. Pero este versículo también señala hacia Jesús, quien fue traicionado por uno de sus seguidores más cercanos: Judas Iscariote. En la antigüedad, compartir una comida era símbolo de amistad y confianza. El acto de comer juntos no era solo una necesidad física; establecía lazos de lealtad. Volverse contra alguien después de haber compartido el pan era una de las traiciones más profundas que se podían imaginar.

Siglos después, en Juan 13:18, Jesús y sus discípulos compartieron la cena de la Pascua —la Última Cena— y Él les lavó los pies, Jesús cita este mismo pasaje diciendo: “El que come pan conmigo, levantó contra mí el talón.”

Jesús sabía lo que se avecinaba. No fue sorprendido por la traición de Judas; al contrario, la vio como parte del plan de Dios. La frase “levantó contra mí el talón” sugiere un acto profundo de traición, como alguien que se prepara para atacar. Sin embargo, aun sabiendo lo que Judas haría, Jesús le lavó los pies y compartió el pan con él. Este momento revela el increíble amor de Jesús y su obediencia al plan divino, incluso frente a la traición.

Zacarías predice el precio exacto por el cual Jesús sería traicionado: treinta piezas de plata. Este detalle se conecta directamente con el momento en el Evangelio de Mateo cuando Judas toma su fatídica decisión, cumpliendo sin saber lo que había sido escrito siglos antes. Más sorprendente aún, la profecía detallaba que las monedas serían arrojadas en el templo y con ellas se compraría un terreno, conocido como el Campo del Alfarero —exactamente lo que sucedió cuando Judas, abrumado por el remordimiento, devuelve el dinero.

La traición de Jesús por parte de un amigo de confianza puso en marcha una serie de eventos: rechazo, falsas acusaciones, humillación y un sufrimiento inimaginable. Sin embargo, a través de todo ello, Jesús permaneció firme, completamente comprometido con su misión: traer salvación al mundo mediante su muerte, sepultura y resurrección.

Día Uno | Semana Santa 2025

La Entrada Triunfal

Zacarías 9:9, Mateo 21:1-9

Autor: Michael Neale

Zacarías 9:9

El futuro rey de Sion

Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.

Mateo 21:1-9

La entrada triunfal en Jerusalén
(Mr. 11.1-11; Lc. 19.28-40; Jn. 12.12-19)

21 Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

Decid a la hija de Sion:

He aquí, tu Rey viene a ti,

Manso, y sentado sobre una asna,

Sobre un pollino, hijo de animal de carga.

Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!

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Devocional

“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”— Zacarías 9:9

Los polvorientos caminos de Jerusalén temblaban con expectación. El aire se impregnaba con el aroma de ramas de palma, pisoteadas por pies llenos de esperanza. Siglos después de la profecía de Zacarías, un gran Rey se acerca—no sobre un caballo de guerra, ni vestido con armadura dorada, sino sobre el humilde pollino. El contraste es asombroso. Majestad cabalgando sobre mansedumbre, poder envuelto en humildad. Este era un Rey guerrero de una naturaleza completamente distinta.

Los gritos debieron alzarse como una marea creciente. “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mateo 21:9). Los ecos de desesperación y asombro resonaban por las colinas. Al extender sus mantos sobre el camino para recibir al Rey que creían restauraría la gloria de Israel, se encendía la semana de semanas. Si yo hubiera estado allí, probablemente también habría malinterpretado la escena. Ellos esperaban conquista, pero Él vino con paz. Anhelaban una revolución estruendosa, pero Él ofreció renovación y redención. Buscaban un león rugiente, pero Él llegó como un cordero manso.

Este momento, profetizado en Zacarías 9:9, no es un espectáculo fugaz, sino otra pieza en el gran mosaico del diseño divino. Jesús no entra como un conquistador terrenal, sino como el libertador del cielo. No viene a derrocar a Roma, sino a vencer el dominio del pecado. Su coronación no será en un palacio, sino en una cruz. Su victoria no se escribirá con sangre derramada en batalla, sino con Su propia sangre entregada por el mundo.

Así como ellos dispusieron sus palmas, depositemos nosotros nuestro orgullo, nuestros temores y deseos egoístas. Demos la bienvenida al Rey humilde y dejémosle entrar en las caóticas y cansadas calles de nuestro corazón, no solo por un momento fugaz, sino para siempre. Su gobierno y Su reinado son plenos y definitivos. Son más profundos de lo que nuestros ojos pueden ver y más poderosos que cualquier espada. Nada eclipsará a nuestro Rey por los siglos de los siglos. Él viene no solo a reinar, sino a redimir y restaurar. Y Su Reino no tendrá fin.

“¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”

¡Felicidades!

¡Felicidades por completar nuestra Serie de 21 Días a través del libro de Juan! Nos ha encantado caminar junto a ti mientras exploramos la vida y el ministerio de Jesús.

¿La buena noticia? Esto no tiene que terminar aquí. Desarrollar un ritmo diario de pasar tiempo en la Palabra de Dios es una de las formas más poderosas de crecer en tu fe y profundizar tu relación con Él.

Aquí tienes cómo puedes continuar:
    •    Elige un Nuevo Libro de la Biblia – Considera empezar con los Salmos para recibir ánimo o con Santiago para obtener sabiduría práctica.
    •    Establece un Tiempo y un Lugar – La consistencia es clave. Ya sea por la mañana o por la noche, aparta un tiempo intencional para estar con Dios.
    •    Escribe en un Diario y Ora – Anota lo que Dios te está enseñando y preséntalo en oración.

Día Veintiuno | ¿Quién es Jesús?

Juan 21

Autor: Ramon Medina

Juan 21

Jesús se aparece a siete de sus discípulos

21 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.

Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.

Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. 10 Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. 11 Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. 12 Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. 13 Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. 14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.

Apacienta mis ovejas

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

El discípulo amado

20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? 21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de este? 22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. 23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?

24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.

25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.

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Devocional

Un Amor que Restaura

En el capítulo final del Evangelio de Juan, se relata una profunda conversación entre Jesús y Pedro tras la resurrección. Jesús le pregunta a Pedro tres veces si lo ama, reflejando las tres negaciones previas (Juan 18:15-27). Después de cada respuesta, Jesús le encomienda una misión: “Apacienta mis corderos… cuida de mis ovejas” (Juan 21:15-17). Finalmente, le dice: “Sígueme” (Juan 21:19).

Esta invitación no solo restaura a Pedro, sino que reafirma su propósito. Aunque Pedro había fallado, el plan de Jesús para él seguía vigente. Años atrás, Jesús ya le había dicho: “Venid en pos de mí” (Mateo 4:19). Ahora, después de su fracaso, le repite: “Sígueme”. Jesús nos llama a seguirlo no solo en el éxito, sino también en nuestros fracasos diarios.

Tres aspectos del “Sígueme” para Pedro y para ti:

Sígueme en tu llamado:

Jesús recuerda a Pedro su misión de cuidar a otros. Tus errores no anulan el propósito de Dios (Romanos 11:29). Él sana a los que vuelven a Él de corazón. ¿Qué misión te ha dado Jesús? No dejes que las fallas te frenen.

Sígueme en tu restauración:

La gracia de Jesús permite comenzar de nuevo (1 Juan 1:9). La restauración en Cristo te renueva.

Sígueme en tu entrega total:

Seguir a Jesús implica sacrificio (Mateo 10:38). ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús sin reservas?

Recuerda:

Cuando Jesús te dice “Sígueme”, no está mirando tu pasado, sino tu presente y futuro.