2 de mayo de 2020
El Salmo 27 es un clamor y, en última instancia, una declaración de David reconociendo la grandeza de Dios y la confianza en la protección que Él le brinda. El salmista sabía que el cuidado del Señor había estado con el en el pasado y eso lo llevaba a concluir que, aunque malvados, enemigos, o ejércitos le asedien, el mantendría su confianza en Dios.
El anhelo del corazón del salmista era deleitarse en la presencia del Padre, porque solo ahí encontraría resguardo, ayuda y guía. David sabía que la respuesta de Dios podría no ser inmediata, pero aun así continúa afirmando su confianza en Él: “Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor…” Esta seguridad de David nos alienta para hacer lo mismo: cobra ánimo, ten valor… ¡pon tu esperanza en el Señor!
Salmos 27
Jehová es mi luz y mi salvación
Salmo de David.
1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
3 Aunque un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra,
Yo estaré confiado.
4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá en alto.
6 Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
7 Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.
8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
9 No escondas tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
11 Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.
12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.
14 Aguarda a Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;
Sí, espera a Jehová.
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Oración
Padre, hay momentos en los que siento miedo. Las circunstancias y los problemas son grandes y abrumadores; ayúdame a reconocer que estás aquí. Se que me amas y nunca me dejarás, por eso en este momento vengo a ti. En el tiempo de angustia e incertidumbre, sé que estás conmigo. En los momentos de alegría y bienestar, sé que estás aquí. Ayúdame a recordar cada una de tus bondades para conmigo. ¡Solo tu eres mi refugio y fortaleza por eso corro a ti! Clamaré a ti y esperaré, tú me responderás y me guiaras.
En el nombre de Jesús, amén.
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