Agosto 27 2020
El Señor no competirá por nuestros afectos, por nuestra adoración, por nuestra devoción y lealtad. En este capítulo, Moisés demuestra hasta qué punto nuestro amor y devoción hacia Dios debe superar nuestro amor y devoción por cualquier otra cosa.
Moisés nos muestra aquí las decisiones extremas que el pueblo de Israel debía tomar para proteger su fidelidad al Señor: iban a dar muerte a cualquier profeta que sugiriera que adoraran a otros dioses; iban a dar muerte incluso a sus amigos y seres queridos que trataban de apartarlos del Dios verdadero; iban a dar muerte y quemar una ciudad entera si esa ciudad se convertía en idolatría. Lo que estaba haciendo Moisés aquí era dejándoles muy claro que el amor y devoción hacia Dios debían superar el amor y devoción por cualquier otra cosa y que voluntariamente debían destruir lo que intentara apartarlos de Él.
Jesús demanda un amor y una devoción similar. Si bien no nos exige que matemos a nadie que nos separe de Él, sí ordena que cualquiera que lo siga debe amarlo a Él primero sobre todo lo demás. Lucas 14:26 dice “Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo.” ¡Jesús exige un lugar exclusivo en nuestro corazón!
¿Le estás dando el lugar de prioridad que le corresponde en tu corazón?
Deuteronomio 13
1 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios,
2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles;
3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.
4 En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.
5 Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.
6 Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis,
7 de los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella;
8 no consentirás con él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni lo encubrirás,
9 sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo.
10 Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
11 para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta.
12 Si oyeres que se dice de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para vivir en ellas,
13 que han salido de en medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis;
14 tú inquirirás, y buscarás y preguntarás con diligencia; y si pareciere verdad, cosa cierta, que tal abominación se hizo en medio de ti,
15 irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella hubiere, y también matarás sus ganados a filo de espada.
16 Y juntarás todo su botín en medio de la plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su botín, todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios, y llegará a ser un montón de ruinas para siempre; nunca más será edificada.
17 Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres,
18 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy, para hacer lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios.
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Pregunta de discusión familiar:
¿Por qué crees que Jesús nos exige esto? ¿Cómo puedes trabajar para cultivar y hacer crecer tu amor y devoción hacia Dios?