Día 3: Judas Iscariote
Shauna Wallace
Lea Mateo 26:46-56
46 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!” 47 Todavía estaba hablando Jesús cuando llegó Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una gran turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48 El traidor les había dado esta contraseña: «Al que le dé un beso, ese es; arréstenlo». 49 En seguida Judas se acercó a Jesús y lo saludó. —¡Rabí! —le dijo, y lo besó. 50 —Amigo —le replicó Jesús—, ¿a qué vienes? Entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús. 51 En eso, uno de los que estaban con él extendió la mano, sacó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja. 52 —Guarda tu espada —le dijo Jesús—, porque los que a hierro matan, a hierro mueren. 53 ¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles? 54 Pero, entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que dicen que así tiene que suceder? 55 Y de inmediato dijo a la turba: —¿Acaso soy un bandido, para que vengan con espadas y palos a arrestarme? Todos los días me sentaba a enseñar en el templo, y no me prendieron. 56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
Devocional
Judas me hace sentir incómodo. Quiero pensar que la atrocidad que hizo fue debido a una ceguera, porque ¿cómo un discípulo, uno de los doce, un amigo que se sentó a la mesa con Jesús y administró el dinero del ministerio, es recordado como el traidor de Jesús?
Durante tres años, caminó con Jesús y vio muchas de las cosas que hizo. Cuando él y la corte armada de enemigos religiosos se acercaron a Jesús en el Jardín, un lugar que Judas conocía, “porque Jesús se reunía allí a menudo con sus discípulos” (Juan 18:2), saludó a Jesús como rabino y luego plantó el beso de muerte en el rostro de Jesús. Fue la señal que selló el trato que ya había hecho con el diablo (ver Juan 13:2 y 27), y mostró la verdad acerca de él.
Eso es lo que hacen las traiciones. Revelan la verdad, y se inician mucho antes de los actos que las dan a conocer. Comienzan con lo que cautiva nuestro corazón.
Judas pudo haber parecido un seguidor de Jesús, pero era un ladrón indignado que no se preocupaba por los pobres (ver Mateo 22:8 y Juan 12:4-6). Metió la mano en la bolsa de dinero mucho antes de meterla en el plato con Jesús durante la Última Cena, de esta manera Jesús lo identificó como “Mi traidor” (Mateo 26:46). Judas, hombre que temía y amaba el dinero, afectos que podemos considerar relativamente inofensivos, junto con los nuestros. Pero aquí hay otra verdad: los afectos aparentemente inofensivos eventualmente conducen a dolorosas traiciones.
Tal vez tu lucha no es con el amor al dinero. Tal vez eres honesto y te preocupas por los pobres. Independientemente de lo que pueda dividir nuestra lealtad a Jesús, todos podemos aprender de Judas y de las palabras aleccionadoras de Jesús a sus discípulos después de la Cena del Señor, justo antes de la escena del Jardín: “Todos ustedes se apartarán de mí esta noche. Por eso está escrito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño” (Mateo 26:31).
Todos se apartan y se extravían por su propio camino (ver Isaías 53:6).
Ellos lo hicieron.
Nosotros lo hacemos.
Cuando Judas llamó a Jesús, “Rabí” (o maestro), omitió “Señor”. El beso de Judas fue la evidencia externa de su lealtad interna hacia otro “maestro”. Jesús puede ser muchas cosas para nosotros. Si es Señor, quiere y merece ser nuestra única adoración. Señor en todo y sobre todo.
Preguntas
¿Es Jesús tu Señor y amo? ¿Es Él el Señor de todos los deseos de tu corazón?
¿Qué afectos triunfan sobre tu lealtad a Cristo, incluso en formas que el diablo quiere que consideres inofensivas?
Por el poder del Espíritu Santo, ¿cuál es una forma en la que hoy podrías entregar uno de tus afectos divididos a Jesús?
Oración
Señor, perdóname porque muchas veces he actuado como Judas. Cuando mis afectos le prometen lealtad al mundo y me aparto de ti, te estoy traicionando. Perdóname. Señor, mi corazón es “engañoso más que todas las cosas, y perverso en extremo” (Jeremías 17:9). Por favor, perdóname por la maldad de mi propio corazón y acepta las palabras de David en el Salmo 19:12-13 como el clamor de mi corazón hoy:
“¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente! Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen. Así estaré libre de culpa y de multiplicar mis pecados. Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.”
Gracias Señor Jesús por salvarme, por redimirme y por iniciar una nueva obra en mí. Todo esto lo oro en tu nombre, sabiendo que me escuchas y que me responderás. Amén.
Excelentes reflexiones para comenzar nuestro día, son nuestro pan diario y nos acercan a la palabra de Dios.
Gracias por estos evocionales.nos ayuda estar en comunion con Dios
Gracias señor por confrontarme cada día ayúdame a no actuar como judas sino guíame a seguir alcanzando llegar a tú estatura y ser digna de ser tu hija en el nombre de Jesús.
Amén