Junio 10 2020

Este capítulo del libro de Proverbios concluye los “dichos de los sabios”. Cubre una gama de temas que incluyen la construcción de viviendas prudentes y sabias, una buena ética de trabajo y la negativa a unirse a los planes de los malvados o envidiarlos. También aborda cuestiones de justicia y cómo el pueblo de Dios está llamado a vivir en tiempos de adversidad.  Los versículos 10-11 dicen: “Si fueres flojo en el día de trabajo, tu fuerza será reducida. Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte”.

El pueblo de Dios está destinado a mostrar la fuerza y ​​la integridad de su carácter durante el “día de la adversidad” buscando el bien de los demás, saliendo para rescatar a aquellos que no pueden defenderse. A lo largo de las Escrituras, Dios aclara su preocupación por los oprimidos y los humildes, y llama a su pueblo a amarlos, cuidarlos y mostrarles misericordia. ¡Aquellos que sufren injusticia y opresión mueven el corazón de Dios a la compasión de una manera especial!

Esta verdad, junto con la prohibición de la parcialidad en el versículo 23 y la recomendación de reprender a los malvados en el versículo 25, es un recordatorio oportuno para el pueblo de Dios en la actualidad. Se nos ordena levantarnos en nombre de los oprimidos, para brillar la luz de la verdad, la compasión, el amor, la misericordia y la justicia de Dios en la oscuridad del mundo que nos rodea. Debemos responder a la injusticia y la opresión que vemos a nuestro alrededor, mostrando el cuidado y la compasión que Jesús demostró en nombre de aquellos que eran marginados durante su ministerio terrenal.

Proverbios 24

24 No tengas envidia de los hombres malos,
Ni desees estar con ellos;

Porque su corazón piensa en robar,
E iniquidad hablan sus labios.

Con sabiduría se edificará la casa,
Y con prudencia se afirmará;

Y con ciencia se llenarán las cámaras
De todo bien preciado y agradable.

El hombre sabio es fuerte,
Y de pujante vigor el hombre docto.

Porque con ingenio harás la guerra,
Y en la multitud de consejeros está la victoria.

Alta está para el insensato la sabiduría;
En la puerta no abrirá él su boca.

Al que piensa hacer el mal,
Le llamarán hombre de malos pensamientos.

El pensamiento del necio es pecado,
Y abominación a los hombres el escarnecedor.

10 Si fueres flojo en el día de trabajo,
Tu fuerza será reducida.

11 Libra a los que son llevados a la muerte;
Salva a los que están en peligro de muerte.

12 Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos,
¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones?
El que mira por tu alma, él lo conocerá,
Y dará al hombre según sus obras.

13 Come, hijo mío, de la miel, porque es buena,
Y el panal es dulce a tu paladar.

14 Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría;
Si la hallares tendrás recompensa,
Y al fin tu esperanza no será cortada.

15 Oh impío, no aceches la tienda del justo,
No saquees su cámara;

16 Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse;
Mas los impíos caerán en el mal.

17 Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes,
Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón;

18 No sea que Jehová lo mire, y le desagrade,
Y aparte de sobre él su enojo.

19 No te entremetas con los malignos,
Ni tengas envidia de los impíos;

20 Porque para el malo no habrá buen fin,
Y la lámpara de los impíos será apagada.

21 Teme a Jehová, hijo mío, y al rey;
No te entremetas con los veleidosos;

22 Porque su quebrantamiento vendrá de repente;
Y el quebrantamiento de ambos,
¿quién lo comprende?

23 También estos son dichos de los sabios:
    Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.

24 El que dijere al malo: Justo eres,
Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones;

25 Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad,
Y sobre ellos vendrá gran bendición.

26 Besados serán los labios
Del que responde palabras rectas.

27 Prepara tus labores fuera,
Y disponlas en tus campos,
Y después edificarás tu casa.

28 No seas sin causa testigo contra tu prójimo,
Y no lisonjees con tus labios.

29 No digas: Como me hizo, así le haré;
Daré el pago al hombre según su obra.

30 Pasé junto al campo del hombre perezoso,
Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;

31 Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos,
Ortigas habían ya cubierto su faz,
Y su cerca de piedra estaba ya destruida.

32 Miré, y lo puse en mi corazón;
Lo vi, y tomé consejo.

33 Un poco de sueño, cabeceando otro poco,
Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;

34 Así vendrá como caminante tu necesidad,
Y tu pobreza como hombre armado.

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Pregunta de discusión familiar

– ¿Cómo se vería, en la práctica, al pueblo de Dios buscando la justicia en nombre de aquellos que han experimentado injusticia u opresión? ¿Cómo la iglesia y las familias de hoy podrían luchar por esto?

Junio 10 2020